martes, 22 de septiembre de 2009

Meditación de la Nueva Luna: Liberando prisioneros

 
 

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via Abriendo Conciencia by Soleika Llop on 9/22/09

Relajación

Realiza tres respiraciones lentas y profundas, entrando el aire por la nariz y exhalando por la boca, llenando primero de aire tu abdomen y luego el tórax.
Con una última respiración profunda, le das la orden a tu mente de rebajar la actividad eléctrica de sus ondas a 4 ciclos por segundo, de esta forma entrarás en un estado de profunda relajación. ..

Imagina que por encima de tu chakra 7, en la parte superior de tu cabeza, se está formando una espiral de luz azul índigo. Ahora observas que por encima de tu cabeza, se abre este chakra 7, tiene la forma de un gran embudo por el que penetra la luz azul de la espiral.

Ese rayo azul inunda todo tu cuerpo armonizándolo, relajándolo completamente, aliviando todos tus centros energéticos.

Imaginas que ese rayo azul envuelve todo tu cuerpo como si estuvieras en una burbuja de ese color.

Inducción

En ese estado de profunda relajación en el que te encuentras, imaginas que te trasladas al Monte Saint Michel, te encuentras al pie de este Monte, imaginas que está yermo, es todo hierba, sin construcciones, salvo un templo en la cima, dedicado al Arcángel Miguel.

Imaginas que empiezas a escalar el Monte, lentamente y a cada paso que das, te vas desprendiendo poco a poco de todas tus vestiduras, joyas, calzado, todo lo que llevas encima. Te desprendes asimismo de una capa de energía gris compuesta de tensiones y preocupaciones de la vida diaria.

Vas ascendiendo, subiendo, subiendo, tu cuerpo se queda completamente desnudo y cubres tu desnudez con un precioso manto blanco, tejido con hilos de luz. Alcanzas la cima del Monte, las puertas del templo se abren ante ti y te invitan a penetrar en él. Entras y te sitúas en una sala redonda con muchas ventanas por las que penetra el Sol a raudales. Las paredes y techos están cubiertos de amatistas incrustadas que despiden poderosos haces de luz de color violeta que penetran por tu cabeza, recorren todo tu cuerpo, impregnándolo de energía violeta transmutadora.

Invocas la presencia de unos maestros que te van a ayudar en esta meditación: a Jesús el Cristo, a la Madre María, al Arcángel Miguel, al Arcángel Metatrón, a Omraam Mikhael Aivanhov, a Saint Germain, a Akenatón, a Nefertiti y a los 72 ángeles de la Cábala y especialmente a Menadel.

Le das la orden mental a tu cerebro de que rebaje la actividad eléctrica de sus ondas a 4 ciclos por segundo, de esta forma te mantienes consciente pero en un estado de mayor relajación

Ahora imaginas que tu mente es un animal, el primero que venga, sin pensar. Imaginas que dicho animal está a tu lado y le pides que se duerma profundamente durante toda la meditación. Imaginas ahora que está totalmente dormido, es como un peluche, no se mueve. Luego imaginas que tu intuición es otro animal distinto y le pides que esté muy despierto.

Conexión

Desde la sala del Mont St. Michel en que nos encontramos, imaginamos que nos trasladamos mentalmente a una cueva que tiene inmensos cristales de cuarzo (como la de la película Supermán), abierta en la parte de arriba. Una vez allí, imaginamos que un rayo luminoso llega desde el cielo y nos absorbe, como si fuera un agujero de gusano, nos transporta al país de Menadel. Imaginamos que aterrizamos en un planeta rojo. Pedimos entrevistarnos con los máximos responsables de este lugar.

Imaginamos que aparecen un Rey y una Reina, que tienen aspecto de estar muy atareados. Les saludamos. Imaginamos que nos llevan a su palacio. Les decimos que les visitamos para que nos cuenten qué se hace en su país. Les pedimos que nos den unos consejos para evitar el paro. Apuntamos lo que nos dicen.

Pedimos que nos lleven a los sótanos de su palacio. Allí hay unas mazmorras con gente encerrada. Hablamos con la primera persona que vemos, o con la que nos llama más la atención y le preguntamos qué sabe hacer, cuál es su especialidad, que nos cuente su historia. Apuntamos lo que nos venga.

La liberamos, hacemos lo mismo con dos personas más, y apuntamos la información. Las liberamos y al abrirse la puerta, salen todos los demás personajes/impulsos (si los hay) que estaban encerrados.

Subimos de nuevo al palacio, damos las gracias a los anfitriones y nos despedimos de ellos. Damos las gracias a los maestros que nos han asistido, cerramos nuestros chakras, salimos del templo, bajamos la montañita y volvemos a nuestra realidad.

Conviene repetir la meditación para ir atendiendo a cada uno de los personajes, en caso de que sean numerosos.

Soleika Llop
http://abriendoconciencia.blogspot.com

 
 

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